El oído es un conjunto de órgano cuyas funciones principales son dar el equilibrio y la audición que necesitan los humanos o los animales. Dentro del estudio de la medicina se le denomina también órgano vestibulococlear.
Es un órgano muy desarrollado, principalmente en mamíferos terrestres y acuáticos, como ocurre en los félidos y los cetáceos en donde, gracias a su evolución fisioanatómica, se han especializado en destacar el sentido de equlibrio y audición, que ya he dicho anteriormente, en perfecta armonía. En el caso del ser humano esta evolución no está tan desarrollada.
El oído se divide en tres partes, oído externo, oído medio y oído interno.
El oído externo está compuesto de un pabellón auricular, y de un conducto auditivo externo.
En el oído medio se aprecian la cavidad timpánica, la membrana timpánica, los osteocillos óticos (huesecillos del oído), senos y celdas mastoideos, todos ellos situados en el interior de su edificio anatómico.
El oído interno también llamado laberinto, se divide en labyrinthus osseus (conductillos semicirculares) y labyrinthus captivus (líquido linfático llamado perilinfa).
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